19.7.06

ESTRUCTURA QUERIDA

Esta exposición se articula a partir de dos trabajos individuales. Por una parte, Ivo Vidal presenta una serie de 20 pinturas: óleos sobre madera de tamaño 31 x 31 centímetros, reproducciones a escala de carátulas de discos de vinilo de música tropical. Por otra parte, Gonzalo Aguirre presenta un despliegue de 484 carátulas de casetes vírgenes usadas, que se extienden adheridas a la muralla, formando un gran rectángulo reticulado e irregular de 209 x 224 centímetros aproximadamente. Así encontramos, por un lado, el ejercicio de la pintura mediante la simulación y, por otro, el de la práctica objetual mediante la recolección y clasificación.
Las carátulas, tanto de los discos como de las casetes, son también cáscara, envoltorio que cubre y protege dichos objetos de emisiones sonoras. La selección de estas fundas da paso a una colección compuesta por imágenes de bañistas, (tema bastante abordado dentro de la historia del arte, Fragonard, Cézanne por mencionar algunos) donde se da una armonía entre el paisaje y la figura humana, y también por el diseño de las marcas de casete virgen (en oposición a la clasificación íntima). El placer obtenido por el auditor de estas grabaciones, se manifiesta en la acumulación de estos preciados bienes.
El disco vinilo y el casete responden a distintas máquinas reproductoras de sonido: tocadiscos (estática y festiva) y casetera (móvil y personal). Ambas poseen la particularidad de encontrarse en desuso, en ser desechos respecto al progreso de las nuevas tecnologías. Cabe destacar la noción de progreso y de vanguardia como características de la modernidad, así una cosa supera y deja obsoleta a la anterior. De este modo dichos materiales, tanto por su antigüedad, como por su disposición en un lugar expositivo (Galería BECH), resaltan su cualidad arqueológica de la cultura modernista.
La relación con el tiempo es intrínseca al sonido. R. Murray Schafer escribió: “Un sonido oído una vez no es lo mismo que un sonido oído dos veces, así como un sonido oído antes, no es lo mismo que un sonido oído después. Todo sonido se suicida y no vuelve”. Este sentido fúnebre en relación al tiempo, pictóricamente, lo hallamos en la representación de instrumentos musicales como modelo de naturalezas muertas, propio de las Vanitas holandesas del siglo XVIII. Junto a los instrumentos encontramos, calaveras, partituras, velas, conchas de mar, burbujas de jabón, representaciones de la fugacidad de la vida ante la presencia de la muerte, ante el paso del tiempo. Así como fueron en un momento los instrumentos musicales los generadores del sonido, hoy en día son los aparatos de reproducción los que mayoritariamente poseen esta función. Estos, al producir el sonido y reproducir la música, establecen una nueva relación con el oyente.